martes, 29 de marzo de 2011

ROGER WATERS: THE WALL -Palacio de deportes (Madriz) 26/03/2011


Hace mucho tiempo que le declaré la guerra a los macroconciertos, a las entradas de importes elevados, a las multitudes de dudoso gusto, a las colas para entrar, y a todo lo que conlleva un evento de estas características, pero el destino y el azar, se personificaron en mi compadre, el cual, me regaló una entrada para ver a ROGER WATERS como regalo atrasado de cumpleaños. Solo necesité cinco segundos para evadirme de prejuicios y sonreír.
Nuestra afición desmedida por la cerveza nos llevó a entrar tarde al evento, así que honramos el Palacio de deportes de la comunidad de Madrid con nuestra presencia en la última final de la última grada del fondo...menos mal que me llevé las gafas!.
Casi puntual, el show empezó con “In the flesh”; sonido cuadrofónico, fuegos de artificio y final apoteósico en el primer tema cuando aparece un avión de la segunda guerra mundial que se estrella contra el muro. Desde luego, esto iba a hacer historia en nuestras retinas.
Cronológicamente, iban cayendo los temas de “the Wall” y llegó el turno de “Another brick in the wall(part II)" donde el recinto se hizo un clamor ante tan popular estribillo acompañando a un coro de niños que increpaban a la temible y gigante figura del represeor maestro.
Mientras tanto, un muro de 72 metros proyectaba imágenes removedoras de las conciencias más inmediatas: Proclamas contra la guerra, la represión, la injusticia y todo el dolor que el ser humano es capaz de crear por si mismo. Me llamó poderosamente la atención, la coordinación absoluta entre imagen y música aún quedando los músicos en un segundo plano. La gran pantalla esférica, marca de la casa, seguía proyectando animaciones marca del genial creador Gerald Scarfe .
Uno de los momentos más emotivos fue cuando ROGER WATERS, acústica en mano, entono “Mother”. Con “Good bye blue sky” el espectáculo visual alcanzó su cota más emotiva. Con “Don´t leave me now” se recrea a la perfección el momento en que PINK, el protagonista, se encierra en su apartamento después de haber roto con todo. El muro empezaba a levantarse y no solo hablando metafóricamente sino hay que reseñar que al final de cada tema, miembros del equipo iban añadiendo ladrillos hasta completar la totalidad del muro...y así termino la primera parte del concierto.
Fue la primera vez que vi como un espectáculo de tal magnitud sufría un receso de media hora. Personalmente, no lo consideré oportuno y más tarde me reafirmaría en esta idea al comprobar como logísticamente tampoco hubo grandes variaciones.
La segunda parte comenzó mucho menos musical y más visual. Con el muro totalmente cerrado y los músicos fuera de escena, sonaron “Hey you”, “Vera” y “Comfortably numb” proyectando casi al completo retazos del film original. Sinceramente, escuchar esta trilogía de temas respaldados por este crisol de emociones visuales me trasladó a otros tiempos en los que las canciones eran las mismas pero los muros eran diferentes.
Me aburrió un poco la parte del juicio contra PINK con caída del muro final y todos los componentes de la banda luciendo camisetas de colores (habían actuado todo el concierto de negro solemne) interpretando el fragmento final en clave de folk de “Outside the wall” aportando un poco de esperanza a tan sobrecogedora historia patrimonio de cuantos nos hallábamos en ese recinto.
Cuando acabó el concierto, nos preguntábamos entre nosotros un solo adjetivo que definiera lo que habíamos visto/sentido con el espectáculo y yo pensé para mis adentros que pocas veces había percibido sensaciones tan conmovedoras escondidas tras un muro.

http://www.rogerwaters.com